Complementar la decoración con alfombras siempre aporta un toque de color, clase y una sensación de amplitud, pero la desventaja es que pueden deslizarse fácilmente ocasionando accidentes o la incómoda sensación de inseguridad al caminar. Para que no tengas que deshacerte de ellas, te brindamos algunas prácticas soluciones.
Puedes colocar una esterilla de plástico entre la alfombra y el suelo. Estas se usan con regularidad en los suelos de madera, pero se convierten en una buena aliada para adherir la alfombra a cualquier tipo de suelo cuando se presione sobre ella.
Otra opción es utilizar una almohadilla de goma, pues son súper eficaces en generar adherencia. Sin embargo, tienes que estar atento para elegir una que sea muy delgada para que no eleve la alfombra y provoque tropiezos. Otra opción es comprar un vinilo, que funciona como una cinta adhesiva, y colocarlo en cada esquina del tapete, lo mismo que la cinta de doble cara.
Esta última no causará daño al tapiz ni a tu suelo, pero deberás cambiarlo con regularidad para que realice su función, porque con el uso puede perder la adhesión que necesita. También tendrás que limpiar bien los restos de pegamento del suelo para que no se generen manchas.
Si ninguna de las opciones anteriores te parece práctica, puedes optar por colocar las cintas de velcro que, al igual que la de doble cara, tiene uno de los lados con pegamento y el otro con el material que se adhiere y evita que se deslice.
La silicona también es un sistema antirresbalante. Coloca con una pistola algunas líneas paralelas en la parte de atrás de la alfombra, dejala secar un par de días y colócala en el lugar habitual.
