El agua de rosas no es un invento nuevo, esta se obtiene de la destilación de pétalos de rosas y desde culturas milenarias la usan como un cosmético para la piel, con numerosas propiedades rejuvenecedoras y de cuidado cutáneo, que aún en este siglo puedes aprovechar.
Como ya lo hemos mencionado, la primera bondad es que previene el envejecimiento, es un coadyuvante para evitar la aparición de las líneas de expresión gracias a su efecto regenerador, es por ello que también se utiliza para la cicatrización, mejorar el aspecto de marcas de acné y cicatrices, enrojecimiento, celulitis y poros abiertos.
El agua de rosas también es un antiséptico natural, por ello se recomienda para tratar el acné, por su capacidad de limpieza profunda, tensar la dermis y suavizar la piel. Además equilibra el Ph de la piel, ideal para tratar la dermatitis, alergias e irritaciones, así como las odiadas ojeras, aplicándolo a las bolsas debajo de los ojos.
Si eres de cutis graso, no dejes de usarla, pues ayuda a disminuir la producción de sebo y a eliminar las células muertas y residuos de maquillaje, teniendo como resultado una piel fresca y humectada.
Para incorporar el agua de rosas a la rutina de belleza solo debes adquirirla en farmacias o en tiendas cosméticas para después rociarla en el rostro limpio, preferiblemente después de remover el maquillaje, dejar que la piel la absorba.
También puedes usarla antes de maquillarte para tener la piel más fresca o como desmaquillante, aplicándola con círculos de algodón, hasta que hayas quitado todo el residuo.
Para el resto de la piel, aplícala después de ducharte, como si se tratara de una crema humectante, así los poros de la piel estarán más abiertos y absorberán mejor todas las propiedades.
