Numerosas mujeres se restringen de viajar durante su período de embarazo, pues mucho se ha especulado sobre los riesgos; sin embargo, luego de la aprobación de su médico de cabecera, variadas son las recomendaciones que puede tomar para hacer de su travesía un recuerdo placentero.En primer lugar, es importante que la mujer en período de gestación consulte a su ginecólogo sobre la pertinencia de viajar o no, debido a que es quien conoce el expediente médico del embarazo y los riesgos que podría enfrentar el bebé en caso de tomar un viaje largo.
Se recomienda viajar durante el segundo trimestre de embarazo, especialmente, a partir de la semana 18, debido a que el embrión ha superado las dificultades de implantación, el volumen del abdomen todavía no incomoda demasiado a la embarazada y hay menos peligro de sufrir un aborto espontáneo. Además, es prioritario que el viaje sea planificado con un acompañante, en caso de que la embarazada necesite ayuda.
Asimismo, la viajante debe mantenerse en contacto permanente con la persona que la recibirá en su destino y debe estar al pendiente de detalles como: llevar un equipaje ligero -para evitar esfuerzos innecesarios- y usar ropa y calzado cómodo.
Si el recorrido es largo, en avión o autobús, debe procurar alimentarse bien antes del viaje y llevar alguna colación y agua para el camino.
Las embarazadas tienen ciertas consideraciones al momento de viajar, en este sentido, puede pedir el asiento más cómodo y cercano al pasillo o el baño, lo que le permitirá estirar las piernas y tener facilidades para caminar un poco durante el recorrido.
Ante todo, su seguridad y la del bebé son primordiales, por ello, si llega a sentir algún malestar severo durante el recorrido debe avisar a su acompañante y a los responsables del vuelo o autobús, tener a la mano teléfonos de contacto del médico de cabecera, la historia obstetricia, toda la documentación médica, en caso de que surja algún contratiempo o en el lugar de destino hubiese que ir al médico.
La embarazada no debe olvidar que en caso de un viaje por turismo, este debe ser tranquilo, sin esfuerzos físicos importantes que puedan afectar su salud y la del bebé. No debe incluir considerar realizar deportes extremos o turismo de aventura o viajar a destinos exóticos que la pongan en riesgo ante enfermedades.